- 1995
- ¡Qué emoción! Vestir la rojiblanca. Saltar al campo de hierba y olvidarse, por un momento, de los campos de tierra. Recuerdo que me dieron mi primera camiseta de verdad. Y digo esto porque era la oficial, la que domingo tras domingo lucían los del primer equipo. Además, recibimos invitaciones del Club para nuestros familiares. Todo era impresionante: la gente en las gradas, el Canal Plus, el ambiente que rodea este torneo... Pero de ese día lo que siempre recordaré es una conversación con mi abuelo Eulalio. Él lo vivía con mucha intensidad porque era muy atlético. Entonces me dijo: “en cuanto acabes el partido: llámame”. Anoté varios goles, no recuerdo la cifra exacta. Nada más llegar a casa lo primero que hice fue lanzarme al teléfono para llamar al abuelo.
- - Vídeo del Atlético - Milán en el torneo de Brunete 1996 -

*El Campeonato de Europa de clubes. "Nike Cup"
- 1999
- La victoria en la Nike Cup España nos clasificó para jugar el torneo europeo. Nada más aterrizar en Italia nos reunieron en una sala a todos los participantes. Allí estaba representado lo mejor del continente: Milan, Juventus, Manchester United…. Recuerdo el video que Nike preparó. Aparte del montaje y la realización, nos quedamos alucinados cuando en la imagen apareció Juninho para desearnos mucha suerte. En el torneo había bastante rivalidad. Fuimos ganando partidos y pasando fases, eliminamos al Madrid en semifinales (2-0) y alcanzamos la final. El adversario, la Reggina. No resultó sencillo, un gol de Molinero nos dió el título. Nuestro primer gran campeonato, mi estreno en lo alto del podio. Unas semanas más tarde empezó a salir mi nombre en la Prensa deportiva. Recuerdo un artículo en el diario Marca, ¡una página entera! Hablaban de ofertas importantes, como una del Arsenal. Este torneo me acercó a la elite del fútbol.
- - Actuación de Fernando Torres en la Nike Cup -

- Primer gol. Albacete- Atlético (0-1) 2001
(3 de junio, 2001) “Suerte niño, vamos que tú puedes”. O algo así. Esas fueron las palabras que me dedicó Kiko cuando le reemplacé en el minuto 75 de partido. Nuevamente teníamos que ganar o nos quedábamos fuera de la pelea por el ascenso. Iván Amaya me envió un balón largo que se pinchó en el cielo. Me coloqué para el remate, busqué la espalda a la defensa y conecté un testarazo que se convirtió en mi primer gol con el equipo, ¡inolvidable! La mitad del Carlos Belmonte de Albacete era del Atleti, la gente volcada, los compañeros…. Al concluir el encuentro nuestra afición saltó al campo para celebrar la victoria, fue increíble.
- Vídeo de mi primer gol con el primer equipo del Atleti
- Ascenso a Primera división
- 2002
- (28 de abril, 2002) En lo personal no me fueron bien las cosas. Después de todas las expectativas que se habían forjado sobre mí, sólo había marcado seis goles. Eso sí, no hubiese cambiado una buena temporada mía por no ascender. El ascenso fue atípico. Se nos escapó contra el Nastic, al que teníamos que haber ganado, y tuvimos que esperar hasta el día siguiente. Ascendí en el salón de mi casa y los compañeros comenzaron a llamar diciendo que ya estaba. Había que celebrarlo. Hubiese preferido esperar una o dos semanas más y disfrutarlo con la afición en el Calderón. Pero la espina ya estaba fuera. Nos esperaba Neptuno. Diego Alonso tiró del grupo, se subió a la fuente y gritó: “¡Atleti!”. Segundos después la noche madrileña nos escuchó a todos: “Volvemos a Primera”.














No fue una decisión fácil la que tomé en 2007. Resultó ser la más comprometida de mi vida. Pero comprendí que la propuesta deportiva que me ofrecía el Liverpool era definitiva para decidirme a dejar atrás doce años en el Club y siete en el primer equipo del Atleti. Mis mejores recuerdos de niño están teñidos de rojo y blanco, pero necesitaba un cambio y tenía al alcance de mi mano un proyecto al más alto nivel que pudiera soñar. En aquel momento, y tras el paso de los meses, me doy cuenta de que la decisión es acertada. El Atleti necesitaba vivir sin Torres y Torres necesitaba salir del Atleti. A los dos nos va bien y esa es la mejor noticia.
Aterricé en Anfield después de despedirme de la afición, compañeros y empleados del Atlético y agradecer tanto cariño que recibí en el Calderón. Todo era nuevo e ilusionante. La presentación en Anfield, los primeros entrenamientos en Mellwood, la pretemporada por Suiza y Asia… el primer gol con la camiseta ‘red’ y los primeros partidos en la Premier League, la Champions League y la Carling Cup. En especial recuerdo mi primer gol en la Premier. Fue en Anfield y en el derbi contra el Chelsea. Sin duda, uno de los momentos más emocionantes de mi carrera deportiva. Era mi presentación en nuestro estadio, ante nuestra gente, y no pudo salir mejor. En la primera acción de ataque clara, Stevie Gerrard me puso un balón de oro que pude aprovechar.
La afición me acogió como si siempre hubiese sido uno de los suyos. El recibimiento por parte de ‘The Kop‘ fue inmejorable. En tres de los cinco últimos meses del año me designaron mejor jugador del equipo y, en la votación de final de año, fui nombrado segundo mejor jugador de 2007 tan sólo por detrás de Gerrard. Su apoyo en los partidos también se hacía notar de forma espectacular. La primera vez que escuché el canto que me dedica la grada de Anfield fue para mí también motivo de un gran orgullo. Me explicaron que eligieron la misma canción que dedicaban a Dalglish y Fowler, dos de las más grandes leyendas del Liverpool. A los dos he tenido la oportunidad de conocerlos y ambos me han explicado lo que significa el Liverpool para nuestra gente. El reto que me han dejado es apasionante.
Pero cuando acabó la temporada en Inglaterra, con distinciones individuales en un primer año inolvidable, lo mejor estaba aún por llegar. España estaba dispuesta a plantar cara a los grandes de Europa. El equipo tenía calidad para estar entre los mejores, como demostró en el Mundial de Alemania y nos sólo faltaba que nos sonriera la suerte en el cruce definitivo. Y lo hizo en su plenitud. Superamos la fase de grupos con tres victorias y el hueso duro de roer tocó en cuartos: la fase maldita donde España tropezaba una tras otra. Esta vez todo resultó distinto. Ganamos a Italia en la tanda de penaltis y, desde ese momento, supimos que sería muy difícil pararnos.
El lado amargo de 2008 llegó en el último tramo del año, paradójicamente el inicio de la temporada. Unas inoportunas lesiones musculares me llevaron a mal traer durante los primeros meses del campeonato. Esto impidió que mis presencias, tanto con el Liverpool como con la Selección, no resultaran continuas y que hasta el mes de enero no pudiera participar con regularidad. Más tarde llegarían las dolencias en el tobillo que también me imposibilitaron rendir con plenitud. Pero las lesiones comparten la vida del futbolista y cuando te visitan debes ponerle la mejor cara.
Definir el 2009 es hablar de un año de contrastes. Empezó y acabó con momentos inolvidables. La gala FIFA World Player en el mes de enero y el récord de los 50 goles de Premier más rápidos en la historia del Liverpool abrieron y cerraron un año que también contó con algunos momentos decepcionantes. La derrota en semifinales de la Copa Confederaciones, en Sudáfrica contra Estados Unidos, o la eliminación de la Champions League en la fase de grupos fueron situaciones duras de asimilar.
Que los compañeros de profesión reconozcan y premien tu trabajo provoca una sensación de orgullo que no puede describirse con palabras. Nunca me había imaginado que llegaría a Zúrich, a la gala de la FIFA, para estar entre los tres mejores futbolistas del mundo. El sueño se hizo realidad gracias a un 2008 muy bueno a nivel personal y colectivo, con el Liverpool FC y con la Selección, tras ganar en Viena la Eurocopa. Cristiano Ronaldo fue el más votado porque fue quien mejor año completó. Messi también ganó con justicia el segundo lugar. Además, que cinco jugadores españoles nos situáramos entre los diez primeros fue otro apunte positivo de la gala. Esta es una clara muestra que indica que el fútbol español ha cambiado y ha crecido gracias a la Selección. Estamos al nivel de los mejores. Y es que, al fin y al cabo, todos los que estuvimos allí lo hicimos también gracias al esfuerzo colectivo de nuestros compañeros. A finales de año se celebró la gala anual y también tuve el privilegio de estar en el acto, al ser elegido miembro del mejor once mundial seleccionado por el sindicato europeo de futbolistas.
Con el Liverpool, la primera mitad de la temporada resultó increíble. Conseguimos importantes victorias ante grandes rivales y en terrenos de juego muy hostiles. Ganar al Manchester United en Old Trafford es un recuerdo imborrable. Tuve la suerte de marcar el primer gol de una tarde memorable. Empezamos perdiendo 1-0 y, al final, conseguimos golear por 1-4. Media hora después de acabar el partido, nuestra afición seguía en la grada del ‘teatro de los sueños’ cantando con la misma fuerza y con las mismas ganas que durante todo el partido. Al final, el ManU ganó la carrera de la Premier, pero quedamos subcampeones y puedo decir que no tiramos la toalla, que peleamos casi hasta el tramo final por conseguir el título.
El 2010 siempre en la memoria: conquistamos Sudáfrica. Pese a un año de vaivenes, el triunfo que conseguimos siempre compensará todos los esfuerzos y sacrificios realizados para conseguir el objetivo: todo queda en segundo plano cuando levantas la copa dorada al cielo y consigues el gran título para la historia del fútbol español. Pero no sólo hubo alegrías con la Selección. El año me trajo más récords anotadores en Anfield, goles inolvidables que también ayudaron a sobrellevar las dos operaciones de rodilla que me practicaron en la primera mitad del curso.
Me tocó trabajar duro y a contrarreloj en Galicia, entre Santiago y Vigo, con mucho sacrificio y la ayuda de médicos y fisioterapeutas y el respaldo del cuerpo técnico de la Selección conseguí estar listo a tiempo. Tanto esfuerzo mereció la pena, ya que la experiencia resultó inolvidable. Ganar un Mundial era lo máximo y lo conseguimos superando a Holanda en una dura y exigente final. Cuatro títulos con la Selección en varias categorías me hacen sentir orgulloso de defender la camiseta de mi país, pero lo más importante es que esta generación no tiene techo y está capacitada para seguir conquistando trofeos.
De vuelta a Liverpool, el nuevo proyecto con Roy Hodgson como entrenador no arrancó con buen pie y en pocas jornadas nos vimos en la zona de descenso. Afortunadamente la tendencia cambió en noviembre con una buena racha a nivel personal y colectiva. Cuatro goles y cuatro victorias consecutivas ante Blackburn Rovers, Chelsea, Wigan y Bolton nos dieron alas y nos plantamos a las puertas de Europa para acabar el año en un lugar más seguro, aunque no el que correspondía al Liverpool por equipo, afición e historia.